Por Alfredo Hervías y Mendizábal
jueves, 4 de febrero de 2010
Mis CINCO libros por Alfredo Hervías y Mendizábal
Editorial Jus ha pedido a sus autores que realicen una lista de los cinco libros que han marcado su vida y por qué. En las siguientes semanas estaremos ofreciéndoles sus recomendaciones. Esperamos que las disfruten y dejen sus comentarios.
Mis CINCO libros
Por Alfredo Hervías y Mendizábal
Por Alfredo Hervías y Mendizábal
1. “Mi planta de naranja lima” de José Mauro de Vasconcelos.
Leí este libro en mi adolescencia, fue un mazazo anímico. Al punto de ofrecer ejemplares, durante años, a las personas que iban surgiendo en mi camino y entraban a formar parte de mi entorno emocional. Hace más de treinta años que no lo leo y no sé como me comportaría ante ese desafío. La historia gira en torno a un Zezé, un crío que nace y vive en una familia con escasos recursos, en Río de Janeiro. Su descubrimiento del mundo, de la realidad, se realiza a través de un sufrimiento desproporcionado. Descubre el valor de la amistad gracias a una planta de naranja lima y, más tarde, por un adulto con el que establece un vínculo de seguridad y complicidad. Fue el primer libro que me confrontó con una infancia truncada. ¿Quién me iba a decir que acabaría viviendo en Río de Janeiro?
2. “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez.
Uno de mis libros de cabecera, aquel que me gusta tener siempre cerca para releer un episodio y deleitarme con la delicadeza, precisión y sensibilidad de la mejor prosa poética. Llegué a tenerlo en el baño, para echarle un vistazo en escasos tiempos muertos. Fue con Platero que descubrí el poder de la palabra, cuánto puede ser bella en sí misma y mucho más cuando es engarzada con primor. Aprendí a viajar con la poesía y ella me trajo conocimiento. Como me enseñó Juan Ramón: “¡Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas!… Que mi palabra sea la cosa misma, creada por mi alma nuevamente”.
3. “El retrato de Dorian Grey” y las obras completas de Oscar Wilde.
Cuando leí la única novela de Oscar Wilde, no conseguí parar. Seguí con sus cuentos, las piezas de teatro. Todo me resultaba sugestivo, ocurrente, nuevo, fluido… Pienso que me llamó la atención su compromiso con el buen gusto: literario, estético, intelectual. Siempre condimentado con un preciso sentido del humor, que otorga una dimensión a lo escrito, al mismo tiempo profunda y evanescente.
4. “Los girasoles ciegos” de Alberto Méndez.
No recuerdo haber experimentado el sentimiento de envidia sana de forma tan aguda. El autor publicó su primer y único libro con 63 años y murió a los pocos meses, sin llegar a ser consciente del reconocimiento de la crítica y el público, que le llevaron a recibir, póstumos, el Premio Nacional de Narrativa y el de la Crítica, ambos en 2005. Las cuatro historias de seres derrotados por la guerra civil española, en que cada relato es un primor de ocurrencia, nos conquista por cómo consigue colocarnos ante vivencias que sobrepasan lo absurdo del dolor a través de la dignidad del lenguaje.
5. La triología de "Millenium" de Stieg Larsson.
Fue como un chute de heroína, la saga de Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander. Soy reacio a los best sellers, aunque les reconozco el valor de conseguir algo que yo anhelo, poder vivir de lo que escribo. El talento de este hombre para crear personajes, desarrollar enredos y mostrar el alma humana desajustada de su contexto social, me cautivó por completo. Al punto de devorar el último ejemplar de la trilogía en menos de 24 horas. No conseguía parar. Por ese componente viciante, incluyo esta obra en una injusta selección donde hay libros que me han gustado tanto o más que los que he mencionado; el caso es que, por diferentes motivos, éstos fueron los que, sin más, me vinieron a la cabeza cuando la Editorial Jus me pidió estas líneas.
La novela se sitúa en Madrid, a finales de los años ochenta, época de efervescencia cultural, coincidente con el final de lo que se llamó “movida madrileña”. Está escrita en presente continuo, siguiendo las vivencias de su protagonista, Mario Zúñiga. Todo lo que el protagonista piensa, siente y conversa es lo que el lector va a recibir, con escasa influencia del narrador, que sirve exclusivamente de hilo conductor. "Madrid me mata" nos coloca ante el proceso de despersonalización de su protagonista, que comienza transpirando confianza, pues es joven, solvente, atractivo y con la vida aparentemente controlada; y, al descubrir que su mejor amigo está enfermo de SIDA, sus estructuras emocionales se le van desmoronando, tomando conciencia de que existen planos de realidad que él desconocía, o que prefería mantener al margen.
La novela parte del presupuesto de que todo hombre debe resolver su sexualidad y, al evitarlo, como hacen la mayoría, se crean profundos desajustes de la personalidad. Aquí asistimos, en primera fila, al desmoronar de torres de marfil, las de un ser humano perdido, que no sabe por dónde empezar, cuando la vida se le revela. A medida que va avanzando la narración, Mario va desmontando preconceptos, pero sin saber qué hacer con el escombro, ni qué construir después sobre sus ruinas. Varios personajes van entrelazándose en la historia, destacando Margó, la hermana de Mario, una verdadera fuerza de la naturaleza, con enorme sentido del humor; Manolo, un decorador famoso que se enamora de Mario y sufre los efectos de su confusión; y Luis, el enigmático personaje con el que empieza y termina la novela, quien, no apareciendo en ningún momento, condiciona toda la historia.
El final, nos coloca ante el peor de los males del ser humano: no enfrentar sus responsabilidades ni emociones, sintiéndose culpable y eligiendo un chivo expiatorio, que encima no puede defenderse. "Madrid me mata" es fácil de leer, es divertida, hasta puede resultar en algunos momentos frívola, pero tiene un trasfondo molesto, porque no te lo da todo hecho, como dijeron en la revista Visão de Portugal (edición en portugués), en una crítica: “es una novela de ingestión rápida y digestión lenta”.
Autor
Alfredo Hervías y Mendizábal (Madrid, España, 1963) es periodista y su paso por la universidad lo llevó a estudiar Derecho, Teología y Gemología. A finales de los ochenta abrió su primer restaurante El Café en Madrid. Ha desarrollado su trabajo periodístico fundamentalmente en Portugal donde vivió 15 años como crítico de gastronomía y vinos, participa también en algunos medios españoles. Ejerció dos años como corresponsal de El Periódico del Arte en tierras lusitanas. Coordinó la edición de la Guia Repsol dos Roteiros da Expo’98 y la Guia Repsol 1999-2000. Autor de la Guia 100 Restaurantes de Eleição – Uma Viagem Gastronómica, para VISA Portugal, Portugal Gastronómico, de Colares Editora y Os Meus 50 Melhores Restaurantes Portugueses, de Chaves Ferreira Editora, premiado en 1999 en la International Cook Book Fair, en Orleans, como mejor libro de restaurantes del mundo. En televisión, ha sido guionista del programa de la RTP Mesa à Portuguesa. Hasta diciembre de 2005 tenía dos clubes de vino, asociados a los periódicos portugueses de mayor tirada: Jornal de Notícias y Diário de Notícias. Dirigió la publicación de cuarenta guías semanales: O Melhor de Portugal - 365 Dias, con el Diário de Notícias (2003). Fue responsable de la campaña “Portugal no Inverno”, realizada por el ICEP y dirigida a la promoción turística de Portugal en el extranjero (2004). Fue propietario del restaurante Xtoril Café, en el Casino de Estoril, Portugal (2004-2005). Vive actualmente en Bahía, Brasil, donde escribe lo que será su segunda novela.
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